sábado, 5 de noviembre de 2022

Todos los fuegos el fuego de Julio Cortázar

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1 comentario:


  1. Hijo único, asmático ya en la primera infancia, abandonado desde temprano por el padre, criado entre mujeres y aislado de otros niños, Julio Cortazar desarrolló una sensibilidad especialísima que le facilitó crearse un mundo a su medida; esto es, un mundo imaginativo en alto grado..

    El asma, el intenso ahogo que motiva el brusco estrechamiento de los bronquios, se sabe desde antiguo en relación con la exagerada sensibilidad bronquial frente a factores externos, bilógicos, químicos, físicos o emocionales. Desde Hipócrates, pasando por Maimónides y Froid, se viene ponderando la importancia de estos últimos, los psiquicos. Un experimento en 1886 lo dejó claro: una mujer que al oler una rosa desencadenaba ataque asmático, lo tuvo igualmente cuando se le ofreció una de papel. Quiero decir que la simple obsesión, a través de un mecanismo desconocido, fue la desencadenante. Un ejemplo más de enfermedad psicosomática de la que nadie puede hablar con propiedad.

    El asmático es un ser temeroso perennemente de la asfixia. Vive alertado escudriñando el entorno por si da con la causa de su ahogo. No es, extraño, que perciba cosas que a los demás no se nos alcanzan y esta, digamos, capacidad, ponga en marcha ricos procesos imaginativos.

    Añadamos que Cortazar posee un lenguaje exuberante que, aun siendo sencillo, resulta sorpresivo, elegante y cautivador. El único pero que yo le pongo es que da demasiada largura a las explicaciones y por ratos, a mí me lo parece, se hace tedioso. Claro que el exceso de extensión queda bien compensado por la belleza de su elocución. Aun así, no creo que se le pueda otorgar el laurel de clásico porque muy pocos lo tendrán por modelo de escritura.

    No puedo pasar por alto el relato de los dos gladiadores. Él, estudiaría latín desde el comienzo del bachillerato. Aquellos textos elementales siempre se ilustraban con sencillos dibujos de escenas varias. Para su cuento de gladiadores elige la del retiario armado de tridente que se dispone a luchar con el que lleva espada corta. Impactante en si misma por lo extravagante de un luchador armado de red y tridente, debió quedarle en el cerebro yendo de allá para acá toda la vida. A mí, y a todos los chicos que estudiamos latín en aquellos libros, nos pasó igual ¡Cómo comentábamos y fantaseábamos sobre ella una y mil veces y cómo no echar de menos a estas alturas la infancia fecunda!

    J. Manuel León.
    2-XI-2022

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