martes, 4 de mayo de 2021

Un amor de Sara Mesa

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8 comentarios:

  1. Buenos días Tertulianos,
    Juán Padilla, gracias por tu presentación. El texto de Sara Mesa es realista y original tanto en contenido como en estilo. Efectivamente se mueve en zonas de sombras. Interesante propuesta.
    Respecto a tus comentarios, me han enriquecido lectura pero destaco tu referencia a ritmos musicales "moderato ma non troppo" cuando sería "presto molto agitato". Muy creativo.
    Muchas gracias a todos.
    Un gran abrazo
    No intervengo mucho porque tengo claro que en este terreno "doctores tiene la iglesia", pero creedme que siempre agradezco vuestras presentaciones aunque no siempre lo exprese.

    Estoy de acuerdo en celebar el blog y nuestra cercanía lo presencial......

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    1. (El comentario que sigue es de Juan Padilla)

      Hola Lola
      Me ha interesado mucho tu comentario. Tienes razón cuando hablas de las zonas oscuras en el estilo de la escritora. Precisamente este es uno de los comentarios de la crítica, aunque ésta va más allá al señalar “ la inquietud que provoca por lo que no acaba de decir”.

      Creo que coincidimos en una cierta complicidad con su estilo, intentando descifrar la complejidad en la que la escritora nos sumerge. A este respecto, debemos recordar la definición que nos ofrece de lo que es “la esencia de la literatura: el conflicto, no la perfección ni la belleza”

      Por supuesto, en las sesiones que celebramos en el Aula, una de sus misiones es la de desentrañar las obras de los autores que se recomiendan, con nuestra mejor voluntad. Pero no puedo dejar de citarte lo difícil que puede ser este análisis con una frase de Eduardo Mendoza, propio de un gran escéptico: “Pedirle a un escritor que hable de su escritura es como pedir a un pez que dé una charla sobre natación”.

      Confío que pronto podamos celebrar estos intercambios de opinión de una manera presencial, y que podamos emitir nuestras opiniones en pleno “fragor de la batalla”, lo que añadirá, sin duda, un nuevo aliciente.
      Un afectuoso saludo

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  2. Mi comentario sobre “Un Amor”

    De amor, parece presagiar que nos van a hablar las páginas de este libro. Pero no es así. Novela realista, psicológica, donde poco hay de amable en personajes y ambientes. Su protagonista, Nat, tiene un problema de inestabilidad emocional que no le permitirá ponerse de acuerdo consigo misma en todo el tiempo que esté con nosotros.

    Ha dejado un trabajo y un lugar por un absurdo hecho que ni ella sabe justificar: el robo de un apreciado objeto en la oficina donde trabaja. Pero no ha dejado su problema psicológico. Con él cargada se va a vivir a La Escapa, pequeño núcleo rural (a mí, este nombre me parece una palabra apocopada que deja en el abismo la sílaba “da”. Pienso en el sustantivo “escapada”. Al fin y al cabo, se trata de una huida).

    Todo le es adverso en el nuevo lugar donde se nos presenta: la casa alquilada, las gentes vecinas, el pueblo grande cercano…

    Los personajes con importante intervención en la vida de Nat son, fundamentalmente, tres humanos y un perro. Y los tres tienen respuestas anómalas en sus comportamientos, me ha parecido a mí. (Pienso en “las sombras” a las que Juan Padilla alude con acierto en su presentación).

    El casero, un lamentable ser maltratador de personas y animales, de acusada malevolencia. Hay un exceso de ella.

    El joven Píter, la única excepción en el entorno hostil. Pero la protección y amistad –que no amor- que brinda a la chica recién conocida y llegada es tan asépticamente desinteresada, que consigue sorprender: no decae ni ante los desplantes y desagradecimientos que recibe en muchas ocasiones por parte de ella. Nunca una pregunta. Nunca una duda. Aceptación incondicional.

    El otro ser, Andreas, el Alemán, es un producto difícilmente clasificable. Rudo, se sabe poco de él, vende verduras a domicilio que cultiva en su huerto. Y hace arreglos. Uno de estos es el de las goteras de la casa de Nat. Ahí empieza, para mí, otra ambigüedad en el manejo que esta autora da a los que le alimentan el libro. El Alemán le propone a la chica un trueque de sexo por trabajo realizado. Así, en frío, aunque cortésmente. Rechazo convencido de ella. Entonces… ¿cómo, después, va a buscarlo y, durante un tiempo se conceden una relación carnal desenfrenada? Porque nada parecen tener en común intelectualmente. Ni él viene descrito con especial atractivo varonil. Ni se comprende la brusquedad repentina con que el hombre, al poco tiempo, la echa de su cama y de su casa. Ni que ella siga buscándolo hasta la indignidad.

    Después de tanto “Ni”, pienso que el perro es el menos inconsecuente del trío. Animal que no conoce el cariño, desconfía de los hombres hasta su perdición. Pero, en dos momentos dados del relato, cuando el desmoronamiento moral de Nat toca fondo y llora dolorida, Sieso, perro, en un oscuro y tierno impulso, se le acerca, la toca con su hocico y le lame las manos.

    Eso, creo, es lo más parecido al amor en “Un amor”.


    Elena Escolano

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  3. “Un amor”, de Sara Mesa. Comentario

    Atraído, y predispuesto, por las buenas críticas que despierta el plantel de autoras jóvenes que están haciendo buena literatura. Y en particular de este libro, objeto de la buena acogida, tanto por la crítica (mejor libro del año 2020 tanto para Babelia como para El Cultural) como por el gremio de libreros (el mejor para ellos de 2021), agradezco la propuesta de Juan.

    Me ha parecido muy estimulante el planteamiento de la primera parte: una joven de ciudad, independiente, se instala en un núcleo rural, muy pequeño, por el prosaico motivo de que “es más barato el alquiler”, para ejercer su actividad profesional: la traducción literaria (lástima que no haya sacado más jugo de este subtema que se antojaba interesante). En principio, rompe con el tópico de la gente de capital que lo imagina idílicamente bucólico. Por el contrario, el marco que describe es bastante negativo, desde las condiciones poco favorables de la casa, al casero faltón y el paisaje más áspero que bonito. Hasta la toponimia es desabrida. Y no digamos el nombre que le da al desgraciadito perro: Sieso (un insulto despectivo muy usado en Andalucía, por su fea evocación). Eso, y que tiene que relacionarse en un ambiente muy reducido, casi claustrofóbico, crean un marco que se antoja necesario para desarrollar el meollo de la novela: el complejo mundo interior de la protagonista, en la que pivota la narración. El, digamos, “problema” de Nat, es un planteamiento original y atrevido.

    En ese punto, pienso en el título y me planteo su oportunidad. El artículo indeterminado al lado del vocablo amor, tan genérico, me sugiere una elipsis “Un (particular tipo de) amor”. Creo que la autora ha dicho al respecto que tuvo intención irónica, aunque creo que tiene más aristas. Me ha despertado curiosidad saber si el título del libro homónimo que Dini Buzzati escribió en el 63, ha sido una inspiración para Sara Mesa o es una casualidad. Y compruebo que hay justamente un paralelismo: En aquel es el hombre el que, unilateralmente, queda “enganchado” de una prostituta. En ambos casos lo que se produce es una atracción física obsesiva convertida en una adicción, más que en un amor romántico al uso. El sujeto pasivo, Andreas en este caso, es un personaje que, creo que a propósito, queda poco definido, sin matices, porque no siendo el interés recíproco, poco importa. En cualquier caso la tesis muestra que las relaciones humanas son siempre complejas y no siempre encajan en un solo esquema.

    Por último, una consideración, quizá polémica. No creyendo en la literatura de género, sí pienso que la autoría femenina en este caso es un plus. Por muy bien que un autor hombre hubiese construido literariamente el personaje, difícilmente hubiera sido tan verosímil como escrito por Sara Mesa. No creo casualidad, volviendo al símil anterior, que Dino Buzzati eligiese como protagonista al hombre en un planteamiento similar.

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  4. La magnífica presentación de Juan Padilla ha sido enriquecedora para la lectura de la novela.
    También lo han sido las aportaciones de los compañeros presentes en la tertulia a los que hay que añadir los comentarios en el blog de los otros compañeros. Como siempre, pero especialmente esta vez, creo que el texto de la novela requiere el criterio analítico del lector,criterio compartido.
    El estilo es de narrador en tercera persona omnisciente, lenguaje fácil de leer,sin adornos. La autora demuestra madurez al renunciar a estereotipos de romanticismo dulce y frases destinadas a impresionar al lector.
    En el relato la autora menciona la complejidad de la traducción de una obra de teatro indicando la incertidumbre de las palabras. El contenido tiene espacios vacíos pero con margen para la interpretación de significados. En mi opinión el lector encontrará el atractivo de la narración en una lectura a fondo.
    La escapada desde una ciudad a un mundo rural es el fracaso de la sociedad urbana que aliena al ser con el deseo de tener.¿Podría explicar el impulso cleptómano de la protagonista?
    En el campo conocerá un lugar nada idílico,una llanura rota por la presencia de un monte que llaman “El Glauco”como contraste en el paisaje amorfo.¿Algo que ver con el mito de Glauco?Conocerá a unos habitantes que nada tienen en común,excepto el lugar donde viven. Allí la protagonista conocerá aspectos de si misma que antes ignoraba.
    La solidaridad no es lo que predomina entre los personajes, salvo el afecto de Piter. El amor no parece tal, más bien es un intercambio de poderes: el atractivo sexual de ella,obsesionada con mantenerlo como arma,frente a la superioridad del personaje “El Alemán” que le proporciona su indiferencia y su adaptación al lugar.
    La protagonista se conciencia de la intensidad y rapidez de los acontecimientos pensando que todo ha ocurrido en el breve tiempo del consumo de la mitad de un tubo de pasta de dientes.
    En el tramo final la protagonista asume su realidad, se cambia de casa, vuelve a “El Glauco” para borrar los recuerdos y seguir con su proyecto de vida.
    El final es realista y abierto,ni feliz, ni infeliz: el presente es lo que es y no se sabe que pasará mañana.

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  5. (Este texto es de Rafaela Lillo)

    Comentario a “Un amor”
    Me gustaría hacer una breve reflexión sobre el título de la novela. Voy a comenzar destacando la indeterminación que supone el artículo “un”: un amor, entre las muchas formas posibles de amar. Desde una perspectiva general, se puede definir el amor como un intenso sentimiento de atracción hacia otra persona. Y luego se pueden considerar las particularidades: romántico, platónico, pasional, sexual, fraternal, amistoso...
    Consideró que el título es adecuado al argumento y al tema que la novela ofrece. Veamos, para ello, los sentimientos de ambos protagonistas en cuanto a su relación. El alemán solo busca sexo, y así fríamente se lo plantea a Nat. Su sentimiento está movido por la necesidad y la apetencia y no tiene otro objetivo más que la satisfacción. Ni pide ni ofrece nada mas. Por esta razón, cuando la relación se le hace incómoda, la aleja de sí sin más contemplaciones. El caso de Nat es más complejo. Después del particular trueque que el alemán le propone (le arregla el tejado por un rato de sexo), su estado anímico pasa del enfado a la duda y más tarde a la aceptación. Pienso que la malsana curiosidad que creció en ella por este hombre y por su propuesta, aunque, en principio, no sintiera por él ninguna atracción física, fue el motor que la llevó a la aceptación del trato. Y a partir de los primeros encuentros, surge el amor, un amor tóxico que no le hace nada bien, pero del que no puede o no quiere desprenderse. Un amor sin correspondencia afectiva y, además, embarrado por unos celos imaginarios. Un amor caótico y obsesivo. Su amor. ¿Es fácil entender esta relación y sobre todo a la protagonista? No, más bien queda en esa sombra que comenta Juan. Hay cierta complejidad en el personaje: roba sin menester, rompe con su status sin necesidad, se traslada a vivir a un lugar inadecuado para ella, admite y mantiene un piso en alquiler con muchas carencias, aguanta a un casero bruto, abusón y mal encarado, acepta a un perro con malas pulgas al que tiene que atar, no sabe apreciar la amistad de Peter, y no muestra ninguna dignidad en su relación con el alemán. Creo que la autora nos ha presentado a una mujer insegura, débil, con poco carácter, que no sabe dónde está su lugar ni lo que quiere. Hace algún tiempo leí otra novela de Sara Mesa, “Cara de pan” cuyos protagonistas, una adolescente y un hombre mayor, mantienen también una extraña relación, completamente inocente, pero que la maledicencia familiar convierte en transgresora. En aquella novela sí creí entender el mensaje de la autora, mensaje que no encuentro en la novela que nos ocupa.

    Rafaela Lillo

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  6. (Comentario de Juan Manuel León)

    La lectura de “Un Amor” me ha dejado confundido. ¿Por qué? Porque una mujer, ya metida en años, inteligente, escapa a “La Escapa”, pedanía de un pueblo medianejo, donde ha alquilado una casa vieja, sin siquiera haberse fijado en sus desperfectos evidentes. Inmediatamente de instalarse, se da de bruces con la grosería supina del arrendador y con una casa en estado lamentable. ¿De qué ha escapado con tanta precipitación para no coger la maleta y dar la vuelta? Las razones que aduce no son consistentes. La novela, daremos fin a la novela sin conocer a ciencia cierta por qué ha ido allí.

    Podría pensarse que lo ha hecho animada por una causa mística, a lo ermitaño, una especie de “caída del caballo”, qué sé yo, por llenar el vacío de una vida rutinaria en la ciudad y probar a respirar en otros aires. Pronto descubriremos que tampoco es esto.

    Lo que vamos a saber, enseguida, es que su espíritu es de muy pocos alientos, sin chisteo ni repiqueteo y, a la vez, reservado y nihilista, propicio a sufrir ataques de un estado en los que no se reconoce ni triste ni contenta y en los que toma decisiones al buen tuntún.

    Veamos cómo se plantea el nudo. Un individuo, enigmático, se para ante su puerta, observa su turbación, dice que él podría arreglar las goteras de las que se ha desentendido el casero y, a boca de jarro, con palabra crudas, le pide que le deje “entrar” en ella, que está muy necesitado, supongo, de dejar la “ensambladura” donde corresponde. Solo en la Biblia he encontrado el verbo “entrar” con el significado de penetrar a una mujer. La metáfora está clara, incluso para quien la escucha por primera vez.

    ¿Qué mujer está preparada para que le propongan algo así? Nat, que ese es el nombre de esta chica madura, da un no por respuesta, pero no es un no categórico. Pasados unos días, es ella quien acude a la casa de ese hombre y se le ofrece. ¿Por qué? Por nada. O...¿Por el miserable dinero que costaría arreglar aquellas goteras? ¡Nueva decisión tomada al buen tuntún!

    Esta vez juega con fuego. La sesión, que debería haber sido de sexo devaluado, trae una consecuencia patológica: se contagia de un mal ¿Le llamaremos furor uterino o ninfomanía? No, no se le parece; no es un deseo insaciable de sexo puro y duro. Es una asiduidad, una obsesión de sexo con un solo varón de vida extraña. Por aportar, o lo aporta al acto el miembro eréctil y la eyaculación; con fogosidad, sí, pero sin sentimientos ni emociones. ¿Habrá en los registros de variantes sexuales muchos casos así? Es posible; el mundo está lleno de sorpresas.

    Corre el tiempo y la forma de relacionarse no ha cambiado. La obsesión de ella se acrecienta por días. Él, se limita a cumplir. La gente sabe lo que pasa. A ella le da igual. Con lo que tiene, le es suficiente. Pero empieza a cuestionar la frialdad con que es tratada. Se siente como un juguete erótico, que solo sirve para lo que sirve. A él le debe pasar algo parecido, pero no se le nota.

    Un buen día este hombre, que nos describe la autora como alguien que se ha ido dejando jalones de alma por donde ha pasado, sin aducir motivo válido, la tira de su cama y de su casa.

    El desenlace tiene lugar en lo alto de ese monte “Glauco”, tantas veces nombrado en la novela, a donde su sinsentido la conduce. Pobre Nat, allá sola, en lo alto de un monte sin color y sin brillo. Nihilista, sin nunca haber aceptado normas, opiniones, sugerencias... se deja abocar, primero al desabrido vacío, y luego, a la soledad y a la nada.

    Estoy de acuerdo en que el indefinido “Un”del título de la novela, en este caso señala algo raro, algo dudoso, que solo se aclara con este final.

    Tengo que subrayar una frase en la página cuatro, que salta a la vista. Cuando se describe al perro, entre otras cosas se dice: “Está ligeramente empalmado” ¿Qué quiere decir o qué quiere sugerir? ¿Tendrá esto que ver con ella? En la escritura, como en el hablar, hay mucho de críptico.

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  7. Me he matriculado en un curso de técnicas de escritura en el que intervienen varios autores; cada sábado por la tarde uno. Entre ellos se encuentra Sara Mesa, que el otro sábado nos habló de los personajes. Durante su charla -muy buena, por cierto- dijo, al hilo de su exposición, que todas sus novelas eran autobiográficas. ¡Dura revelación! Claro que de la biografía se parte, y luego, como dice Vargas Llosa en su "Carta a un joven novelista", se desfigura, se adorna, se le van poniendo capas, hasta que resulte otra cosa... ¿o no?


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