Amante de epopeyas, ¿qué digo de este libro, “Luz de febrero” ? Que me evoca un friso de antihéroes esculpidos en frágil piedra de arenisca. Caídas del calendario unas cuantas hojas, la intemperie lo habrá resquebrajado.
Sus figuras son trasunto de las realidades que pululan a nuestro alrededor. Tienen impacto hoy. Mañana, en cuanto llegue noticia de otras nuevas, habrán pasado. En literatura pervive únicamente lo asombroso y lo ficticio. Mejor, lo ficticio-asombroso, que, con cada lectura, aporta novedad.
Dicho esto, es de admirar que su autora logre que el lector mismo le ponga rostro a cada actante. Lee y lee y se figura en presencia de los hechos. Es de admirar también que, siendo independientes los capítulos de este libro, la autora los haya sabido ensartar con un único hilo y el conjunto se parezca a una novela.
El título es sugerente. El invierno avanza, las sombras acortan, el sol se eleva y todo lo que está animado por un alma se goza bañándose en su luz. El ochentón, que puso pie en el invierno con desconfianza, siente entibiársele la sangre y que el gozo de vivir reverdece en él por milagro de la naturaleza. Llegará octubre, “que todo mal descubre” pero, por delante, al menos siete meses de disfrute.
Se adjunta un comentario de nuestra compañera María Verdú:
La literatura no se compone sólo de grandes gestas, o de héroes y heroínas legendarios que también. La mayor parte de ella ,habla de gente común y corriente ,que ha sido descrita, por grades literatos de toda época y diversas culturas, de una manera extraordinaria, y no quiero dar nombres ni hacer comparaciones, porque creo que hay que centrarse, en la escritora que ahora tenemos en debate. Según Isahia Berlín, la naturaleza humana ,es ambigua, móvil, cambiante, impredecible, esta dominada por profundas contradicciones, que duermen en nuestro interior. Un buen escritor sabe sacar a la luz ,todo este bagaje humano que la mayoría de las veces permanece oculto ,analizando en profundidad a sus personajes. Esto lo consigue Elizabeth Strout, en este mosaico de situaciones que nos presenta, que a semejanza de un buen pintor impresionista que es capaz, con pocas y certeras pinceladas de mostrarnos su obra, nuestra escritora saca a la luz, el alma de sus protagonistas, con sus luces y sus sombras ,en las diversas situaciones que nos plantea, que siendo gente corriente y muy reales, contienen una gran riqueza interior, y cada uno único e inimitable. Y nada más lejos de un personaje plano.
Luz de febrero. Comentario.
ResponderEliminarAmante de epopeyas, ¿qué digo de este libro, “Luz de febrero” ? Que me evoca un friso de antihéroes esculpidos en frágil piedra de arenisca. Caídas del calendario unas cuantas hojas, la intemperie lo habrá resquebrajado.
Sus figuras son trasunto de las realidades que pululan a nuestro alrededor. Tienen impacto hoy. Mañana, en cuanto llegue noticia de otras nuevas, habrán pasado. En literatura pervive únicamente lo asombroso y lo ficticio. Mejor, lo ficticio-asombroso, que, con cada lectura, aporta novedad.
Dicho esto, es de admirar que su autora logre que el lector mismo le ponga rostro a cada actante. Lee y lee y se figura en presencia de los hechos. Es de admirar también que, siendo independientes los capítulos de este libro, la autora los haya sabido ensartar con un único hilo y el conjunto se parezca a una novela.
El título es sugerente. El invierno avanza, las sombras acortan, el sol se eleva y todo lo que está animado por un alma se goza bañándose en su luz. El ochentón, que puso pie en el invierno con desconfianza, siente entibiársele la sangre y que el gozo de vivir reverdece en él por milagro de la naturaleza. Llegará octubre, “que todo mal descubre” pero, por delante, al menos siete meses de disfrute.
J. Manuel León.
22-X.2024.
Se adjunta un comentario de nuestra compañera María Verdú:
ResponderEliminarLa literatura no se compone sólo de grandes gestas, o de héroes y heroínas legendarios que también. La mayor parte de ella ,habla de gente común y corriente ,que ha sido descrita, por grades literatos de toda época y diversas culturas, de una manera extraordinaria, y no quiero dar nombres ni hacer comparaciones, porque creo que hay que centrarse, en la escritora que ahora tenemos en debate.
Según Isahia Berlín, la naturaleza humana ,es ambigua, móvil, cambiante, impredecible, esta dominada por profundas contradicciones, que duermen en nuestro interior.
Un buen escritor sabe sacar a la luz ,todo este bagaje humano que la mayoría de las veces permanece oculto ,analizando en profundidad a sus personajes.
Esto lo consigue Elizabeth Strout, en este mosaico de situaciones que nos presenta, que a semejanza de un buen pintor impresionista que es capaz, con pocas y certeras pinceladas de mostrarnos su obra, nuestra escritora saca a la luz, el alma de sus protagonistas, con sus luces y sus sombras ,en las diversas situaciones que nos plantea, que siendo gente corriente y muy reales, contienen una gran riqueza interior, y cada uno único e inimitable.
Y nada más lejos de un personaje plano.