El realismo literario es eso, realismo. El autor imagina su historia, da un cuerpo a los personajes y, con palabras, pinta lo que sucede entre ellos, sin apenas detenerse en su entorno. Simplemente, mira y constata. Chéjov es médico, ha escrito historias clínicas por cientos y aplica la misma técnica a su cuento. En esta ocasión, el tema es la doble vida de cada persona, la que ponemos a la vista, y la oculta. La una, aburre por grisácea; la otra, por crepitante, enardece. Dos protagonistas, hombre y mujer, ambos mal casados. Él, cuarentón, ha soñado con ser cantante de ópera y estudiado filología, pero ejerce de directivo de un banco. Tiene familia. Su mujer, su deseo principal es ser “importante”. Tiene tres hijos, pero no se dice nada de ellos. Ella, veinteañera, su esposo es un hombre joven del que ella dice ser un lacayo. Solo tiene un arrimo, un perrito lulú. ¡Dos vidas frustradas! ¿Qué sucede? Coinciden en Yalta, ciudad de sol y mar cálido. Buscan siquiera una tregua a su tedio. A pesar de lo exótico del paisaje de mar y palmeras, en ella, se aburren. Se conocen en una terraza sin ningún chispeo. Sin embargo, el autor les hace vivir una aventura amorosa que, en ningún momento, parece ser pasional. ¿Para qué seguir? Todos hemos leído el libro. ¿Qué decir? Que, sin ambiente suficiente y tan despojado de recursos retóricos, este texto me parece simple testimonio de lo que pasa. Tal vez. en tiempos de Chéjov, el público, ya empachado de la exuberancia romántica, prefiriera las historias contadas solo en armazón.. Esta, en concreto, me ha hecho pensar en un manjar de alta cocina, servido en vasto plato de arcilla cocida sobre una mesa de madera cruda y sin mantel. J.M.León
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ResponderEliminarEl realismo literario es eso, realismo. El autor imagina su historia, da un cuerpo a los personajes y, con palabras, pinta lo que sucede entre ellos, sin apenas detenerse en su entorno. Simplemente, mira y constata. Chéjov es médico, ha escrito historias clínicas por cientos y aplica la misma técnica a su cuento.
ResponderEliminarEn esta ocasión, el tema es la doble vida de cada persona, la que ponemos a la vista, y la oculta. La una, aburre por grisácea; la otra, por crepitante, enardece.
Dos protagonistas, hombre y mujer, ambos mal casados. Él, cuarentón, ha soñado con ser cantante de ópera y estudiado filología, pero ejerce de directivo de un banco. Tiene familia. Su mujer, su deseo principal es ser “importante”. Tiene tres hijos, pero no se dice nada de ellos. Ella, veinteañera, su esposo es un hombre joven del que ella dice ser un lacayo. Solo tiene un arrimo, un perrito lulú. ¡Dos vidas frustradas!
¿Qué sucede? Coinciden en Yalta, ciudad de sol y mar cálido. Buscan siquiera una tregua a su tedio. A pesar de lo exótico del paisaje de mar y palmeras, en ella, se aburren. Se conocen en una terraza sin ningún chispeo. Sin embargo, el autor les hace vivir una aventura amorosa que, en ningún momento, parece ser pasional. ¿Para qué seguir? Todos hemos leído el libro.
¿Qué decir? Que, sin ambiente suficiente y tan despojado de recursos retóricos, este texto me parece simple testimonio de lo que pasa. Tal vez. en tiempos de Chéjov, el público, ya empachado de la exuberancia romántica, prefiriera las historias contadas solo en armazón.. Esta, en concreto, me ha hecho pensar en un manjar de alta cocina, servido en vasto plato de arcilla cocida sobre una mesa de madera cruda y sin mantel.
J.M.León