He leído este libro -novela, crónica, prensa amarilla- con desgana. El tema del dictador sudamericano está demasiado sobado para que interese hoy. Si he llegado al final, ha sido por dos motivos: primero, el compromiso con Rafael y con nuestro grupo; segundo, porque Ayala es anterior a Garcia Marquez y Vargas Llosa. Se trata de un libro que no tiene estructura. Nos lo dice el propio autor cuando su narrador principal afirma, al menos por dos veces, que lo que está haciendo es recopilar datos, apilar “materiales”, para después escribir propiamente un libro de la historia reciente de su país. Esto es, sin lugar a duda, original. Creo que lo hace así para obligar al lector a asumir el trabajo de estructurarlo a su manera.Para ello, necesariamente, habrá de prestar mayor atención. Pesa, pues, su lectura, porque es un borrador y contiene mucho de irrelevante, de reiterativo, de contenidos poco claros y, sobre todo, porque carece de ordenación. Por ello, al autor hay que juzgarlo aparte de criterios literarios. En cuanto a la intención de Ayala, no parece caber otra que destapar la degradación general que traen las dictaduras. En este caso, y en todos, casi todos los personajes son corruptos, incluido el propio autor del libro. Para nada mencióna la dejadez, la negligencia del pueblo llano, pero, de manera implícita, también lo concidera culpable. El libro, me ha parecido que está escrito con palabras apropiadas. Podría aducirse que son demasiadas las repeticiones; que contiene exceso de cultismos y de términos en desuso ya en su tiempo; algunos localismos, latinismos y, sobre todo, derroche de palabras para xpresar una idea. A otros autores hiperrealistas que trataron de las lacras sociales del momento, les ocurre lo igual Para resumir, el libro me ha interesado, pero no me ha gustado. A los que lo inicien ahora, que se salten el prólogo. Que pregunten el porqué a quien ya lo ha leído.
ResponderEliminarHe leído este libro -novela, crónica, prensa amarilla- con desgana. El tema del dictador sudamericano está demasiado sobado para que interese hoy. Si he llegado al final, ha sido por dos motivos: primero, el compromiso con Rafael y con nuestro grupo; segundo, porque Ayala es anterior a Garcia Marquez y Vargas Llosa.
Se trata de un libro que no tiene estructura. Nos lo dice el propio autor cuando su narrador principal afirma, al menos por dos veces, que lo que está haciendo es recopilar datos, apilar “materiales”, para después escribir propiamente un libro de la historia reciente de su país.
Esto es, sin lugar a duda, original. Creo que lo hace así para obligar al lector a asumir el trabajo de estructurarlo a su manera.Para ello, necesariamente, habrá de prestar mayor atención.
Pesa, pues, su lectura, porque es un borrador y contiene mucho de irrelevante, de reiterativo, de contenidos poco claros y, sobre todo, porque carece de ordenación. Por ello, al autor hay que juzgarlo aparte de criterios literarios.
En cuanto a la intención de Ayala, no parece caber otra que destapar la degradación general que traen las dictaduras. En este caso, y en todos, casi todos los personajes son corruptos, incluido el propio autor del libro.
Para nada mencióna la dejadez, la negligencia del pueblo llano, pero, de manera implícita, también lo concidera culpable.
El libro, me ha parecido que está escrito con palabras apropiadas. Podría aducirse que son demasiadas las repeticiones; que contiene exceso de cultismos y de términos en desuso ya en su tiempo; algunos localismos, latinismos y, sobre todo, derroche de palabras para xpresar una idea. A otros autores hiperrealistas que trataron de las lacras sociales del momento, les ocurre lo igual
Para resumir, el libro me ha interesado, pero no me ha gustado. A los que lo inicien ahora, que se salten el prólogo. Que pregunten el porqué a quien ya lo ha leído.
J. Manuel León.
23-X-2021