Comentario de Juan Manuel León a "La última noche"
“Les paraules parlen”: eutanasia es una palabra compuesta de un prefijo, eu, que aporta el sentido de lo bueno en general y tanatos, muerte, también en general, ya sea la espontanea o por homicidio, asesinato, incluso por ajusticiamiento. El propio sustantivo, pues, conlleva ambigüedad y controversia, pues que con este cultismo se podría estar nombrando el crimen perfecto.
No estoy yéndome por los cerros de Úbeda ni fuera del terreno legal: una mayoría exigua se ha reafirmado en un concepto y la minoría en el otro. Por votación se han de proclamar las leyes si no hay unanimidad. ¿Cuestión zanjada?
El diccionario español define la palabra eutanasia lavándose las manos: la eutanasia consiste en una acción o una omisión, que, “para evitar sufrimientos a los pacientes desahuciados, acelera su muerte, con su consentimiento o sin él”. Pero ¿quién desahucia y, sobre todo, en qué momento evolutivo de la enfermedad se desahucia? Hay acuerdo respecto del enfermo “terminal” pero no en qué momento un enfermo sea incurable. Las técnicas evolucionan rápido y detener el proceso de la enfermedad puede ser útil. Inyectarles una dosis letal a estos enfermos, si la muerte no es inminente ¿es un acto eutanásico? ¿No se trata.,. más bien de un suicidio asistido? “La Última noche” nos plantea precisamente esta situación: el personaje no está todavía en riesgo de “muerte inminente”, pero el autor, sin hacer referencia a lo legal, sigue adelante con el propósito de sus protagonistas y, sin legalidades de por medio, nos lleva hasta ese genial final abierto.
El suicidio, está claro, es un derecho natural, pero el que coopera sí puede estar cometiendo un delito. En nuestro cuento, el médico y el marido lo hacen. Por si fuera poco, el otro personaje de la novela se hace punible por encubridor... Demasiadas sutilezas y enredos que se podrán o no amparar en la legalidad y lo hemos de ver en el futuro.
Cabe añadir la mala conciencia que podría restar a actantes y omitentes, a quienes nunca una ley dará amparo. En resumen, con la ley aprobada, no está tan zanjado el problema. Y lo dejo aquí para no prolijear.
Comentario de Juan Manuel León a "La última noche"
ResponderEliminar“Les paraules parlen”: eutanasia es una palabra compuesta de un prefijo, eu, que aporta el sentido de lo bueno en general y tanatos, muerte, también en general, ya sea la espontanea o por homicidio, asesinato, incluso por ajusticiamiento. El propio sustantivo, pues, conlleva ambigüedad y controversia, pues que con este cultismo se podría estar nombrando el crimen perfecto.
No estoy yéndome por los cerros de Úbeda ni fuera del terreno legal: una mayoría exigua se ha reafirmado en un concepto y la minoría en el otro. Por votación se han de proclamar las leyes si no hay unanimidad. ¿Cuestión zanjada?
El diccionario español define la palabra eutanasia lavándose las manos: la eutanasia consiste en una acción o una omisión, que, “para evitar sufrimientos a los pacientes desahuciados, acelera su muerte, con su consentimiento o sin él”. Pero ¿quién desahucia y, sobre todo, en qué momento evolutivo de la enfermedad se desahucia? Hay acuerdo respecto del enfermo “terminal” pero no en qué momento un enfermo sea incurable. Las técnicas evolucionan rápido y detener el proceso de la enfermedad puede ser útil. Inyectarles una dosis letal a estos enfermos, si la muerte no es inminente ¿es un acto eutanásico? ¿No se trata.,. más bien de un suicidio asistido? “La Última noche” nos plantea precisamente esta situación: el personaje no está todavía en riesgo de “muerte inminente”, pero el autor, sin hacer referencia a lo legal, sigue adelante con el propósito de sus protagonistas y, sin legalidades de por medio, nos lleva hasta ese genial final abierto.
El suicidio, está claro, es un derecho natural, pero el que coopera sí puede estar cometiendo un delito. En nuestro cuento, el médico y el marido lo hacen. Por si fuera poco, el otro personaje de la novela se hace punible por encubridor... Demasiadas sutilezas y enredos que se podrán o no amparar en la legalidad y lo hemos de ver en el futuro.
Cabe añadir la mala conciencia que podría restar a actantes y omitentes, a quienes nunca una ley dará amparo. En resumen, con la ley aprobada, no está tan zanjado el problema. Y lo dejo aquí para no prolijear.
J.Manuel León,
Alicante, a 24 de enero de 2021.