miércoles, 27 de septiembre de 2017

CAIN de Saramago

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1 comentario:

  1. Comentario de J.M. León: En este relato, Caín, Saramago nos crea un dios a imagen y semejanza del hombre. Casi como crearon Homero y Exiodo a sus dioses preolímpicos y olímpicos: con virtudes, afectos, defectos, pasiones... propios de los hombres. Y Caín se atreve a hablar de tu a tu con ese dios de la tradición Judeo-Cristiana. Como se atrevieron los personajes de la mitología grecolatina a enfrentarse con sus dioses, a robarles prerrogativas, a dejarse seducir por ellos, incluso a herirles en la guerra, como fue el caso de Ares y de Afrodita.
    El Caín de Saramago se enfrenta al dios de este relato, presentándose de súbito donde tuvieron lugar los hechos más señalados del Génesis y lo acusa de injusto y de cruel. Las palab ras que utiliza son las más hirientes que encuentra en su léxico. Incluso, cuando en un encuentro casual dios le interpela pidiéndole “pormenores” sobre su oficio, él se niega a dar detalles y en un exabrupto tremendo remata “ahórcate con ellos (los detalles), cuerda ya tienes”
    Este Caín solo lo puede escribir un teista a su pesar, resentido, roído por el odio. Nunca un agnóstico o un ateo. Para sentir resentimiento tal, ha de haberse sufrido, temprano en la vida, una gran decepción.
    Saramago no crea el personaje Caín. Es él mismo.

    “No te atrevas con mi tierra y mi casa que tú no has construido, tampoco con mi hogar, cuya llama tu envidias. No hay bajo El Sol nada más pobre que todos los dioses”
    Prometeo. Gohete.

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