lunes, 17 de octubre de 2016

EL RUIDO Y LA FURIA DE William Faulkner


5 comentarios:

  1. El ruido y la furia.
    A principios del siglo 20, después de la gran guerra, se producen cambios abruptos en la sociedad a lo largo y ancho de Europa. Como si por fin, después de mas de cien años, triunfara la Revolución Francesa, en todas partes se afirman sus tres premisas: igualdad, libertad y fraternidad. Pero además el concepto de autoridad casi que desaparece y las leyes merecen poco respeto, costumbres y creencias, dejan de considerarse y las instituciones, hasta entonces sacrosantas, son ninguneadas. La consigna era caducar lo anterior.
    Escribe Stefan Zweig que “hasta los escolares forzaban a la autoridad a invalidar los planes de estudio, porque los niños debían y querían aprender solo aquello que les venía en gana”.
    ¿Qué iban a dejar de hacer los artistas, a los que es inherente la anarquía? Romper con lo académico y afirmar la libertad absoluta del actante. Y dan en buscar otras formas de expresión. Bajo la consigna de hacer cada uno lo que quiere, vemos como van surgiendo grupos aquí y allá , que experimentan a espaldas por completo de lo tradicional.
    El resultado es una orgía de “ismos” que aún nos parecen inclasificables.
    El esquema siempre es el mismo: se despieza, se descompone la realidad y se vuelve a pegar los pedazos resultantes, deformados al completo, muy a capricho del artista.
    Resultan así obras en las que es imposible rastrear su fundamento, su referencia y su secuencia creativa. Tampoco definir su intencionalidad y si están acabadas o no.
    Esta libérrima forma de hacer es la que aplica Folkner en su “El Ruído y la furia”.
    Su lectura, desde el principio, resulta, no un esfuerzo solo, una penitencia, un cilicio. Y no vale volver sobre lo ya leído para poder entrever el contenido del relato. Folkner ha decidido hacer algo en lo que solo las palabras sean reconocibles. Fuera el orden cronológico de los hechos. Fuera un narrador en tercera persona que dé alguna objetividad a la historia. !Que se expliquen los personajes con lo que cada uno tenga que decir¡. Y además, que nos lo diga pasado mucho tiempo. La sintaxis revocada. El tiempo, que no cuente. La coherencia, bien amarrada , para que desaparezca el orden.
    A mi me parece que los personajes de Folkner, alienados o , al menos, en estado de velanueño, van escribiendo lo que en al buen tuntun se asoma a su memoria, desaparece en un instante y da paso a otro recuerdo y a otro y a otro. Como en un psicoanálisis, de moda en aquel momento. Así se produce una mezcolanza que confunde al lector. Y si insiste, deberá por sí mismo, ordenar para entender, a sabiendas de que cada vez que lea un párrafo, esté asimilándolo de un modo distinto.
    Lo que me causa confusión es que el autor tardara tanto tiempo, años según he entendido, en completar este libro, por lo que se deduce que hay mucha intencionalidad en él. Dice exactamente lo que él deseaba. Aunque sospecho que la tardanza debió ser mas por miedo a la crítica. Al final, en un arranque de egotismo, debió publicarlo diciéndose “allá va” y su editorial lo imprimió.
    La fascinación a que ha dado lugar, la veo parecida, salvando las distancias, a la que sintió Champolion enfrentándose a la Piedra Rosseta. Lo de menos era el contenido de lo escrito. Lo importante era descubrir la forma de entenderlo.
    La prueba de que este tipo de literatura tiene por el momento su camino cegado, es que ni el mismo Folkner continuó haciéndola.
    Sin embargo, como en la alta costura, lo que hay de extravagante en este libro, adaptado a la generalidad, ha servido para que autores posteriores hayan creado obras singulares, extraordinariamente estimables, muy alejadas de lo común.


    J.M.León
    30-X-2016

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  3. “EL RUÍDO Y LA FURÍA”
    Un breve apunte sobre la obra de
    WILLIAM FAULKNER
    Querría comunicar sobre esta obra de William Faulkner, que me pareció un alarde de modernidad. Un alarde casi insólito, al saber trasmitir los entresijos de la vida de una familia a la que a sus preocupaciones específicas, se unen las de tener un hijo con unas deficiencias psíquicas y motoras, muy notorias y que además, y en una presentación valiente y original, el autor se permite colocarlo en calidad de narrador, haciendo en sus capítulos protagonistas muy evidente, que no se sabe nada, tan solo se puede sospechar, lo que una mente que no habla por sus dificultades, pero que piensa, puede captar y capta. Aunque no lo transmita él, sino el personaje omnisciente, que sería un narrador del tipo “mixto”, nos lo puede hacer sentir, porque Faulkner sabía que esas ausencias existían. Las había sentido en su propia piel.

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  4. 2ª Parte)
    En esta novela forma y fondo, son bastante originales. Modestamente, opinaré que no considero nada totalmente original. El autor bebió en las fuentes que le prestaron: Homero, Shakespeare, Cervantes, en otros muchos escritores antiguos y en sus coetáneos también ¿cómo no?, pero la temática de su fondo y en su forma, parece indicarnos traviesamente, que compongamos como si se tratara de un puzle y a nuestro modo, lo que nos trasmite y que puede ser producto de su propia desorganización. Al unísono crea para la Literatura, un nuevo estilo, ya que las formas y los contextos cambian con las épocas, es algo evidente, y todos sabemos del mismo modo, que el tiempo pasa y nos pasa y, aunque le consideremos un traidor y un cretino y si el tiempo tuviera conciencia, él lo sabría, lo arrasa todo, lo deja todo en mero recuerdo, pero al servicio de lo nuevo, ya que por algo es su base. Por algo es su eterno cimiento.
    Todos somos los mismos que cuando nacimos, pero es obvio que muy cambiados. Todos hemos ido asimilando modas, hechos en nuestras vidas más o menos gratificantes. Con frecuencia nuestras trasformaciones personales, pueden hacernos irreconocibles, ante quienes hace años desaparecieron de nuestras vidas y por tanto, hace algún tiempo que no nos ven.
    El PABLO PICASSO de su primera época, es totalmente distinto a su posterior evolución, igual pasó en la evolución de JOAN MIRÓ, al que personalmente admiro tanto.
    Creo que en literatura, las evoluciones se notan con tiempos mucho más lentos y distantes, que lo que apreciamos en otras artes. La transformación del pensamiento suele ser muy lenta, y nos viene dada como un nuevo amanecer, un nuevo despertar que nos renueva y nos transforma. El cambio de carácter o de ideología personal, nos llevan toda una vida de evolución y espera.
    He creído ver en William Faulkner, un grito, para hacernos sabedores de que la vida que a otras personas les parece sencilla y apacible, puede ser complicada y ardua para otras.
    ¿…Podría ser quizá una caricatura?

    ALICANTE 25/03/2017
    Mª Jesús Ortega Torres

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